"A donde va tu atención, va tu energía." Este mantra me lo regaló una amiga hace mucho tiempo. Y, para ser honesta, estoy pensando en tatuarme, al igual que hice con "Un día a la vez" (pero de eso hablaremos después). "Dónde va tu atención, va tu energía" es la frase que me sacude la mente cada vez que me distraigo o pierdo el foco de lo que quiero. Es algo que me habría gustado cultivar mucho antes, pues aunque los 20s son para conocerte y cometer errores, fue donde yo me distraje mucho de mi propósito, de mis talentos, de hecho no me los creía pues, pensé sería suficiente con lo que estaba estudiando y viviendo socialmente, de alguna forma pertenecía y era parte de un grupo, aunque no me sentía del todo bien, estaba cómoda.
A mi Afrika más joven me gustaría decirle que: todo pasa, los duelos son parte de la vida, de hecho, son una constante. No nos morimos, ya estamos acá. Tenemos la atención y la energía, aumentando la concentración en vivir de nuestros talentos. Gracias porque a pesar de todas las distracción: gente, alcohol, crisis económica, etc, siempre elegiste un momento para curiosear sobre lo que hoy nos mantiene en pie, por ahora de alma y próximamente de todo.
Hoy vengo a contarles cómo he ido recuperando mi concentración y le he dado más tiempo a mi propósito profesional, laboral y personal. No estoy descubriendo el agua tibia, solo quiero compartirles lo que me ha funcionado. Sé lo difícil que es sentirse atrapada en la rueda del hámster, dando vueltas sin parar, cansada, aburrida e incluso con temor a lo nuevo, o a dejar atrás gente y “comodidades”. Primero, comprendí de la manera más difícil (chimba, en venezolano) que nadie está tan interesado como yo en lograr mi objetivo personal X. Así que, lo que sea que quieras, hazlo por y para ti. Habrá gente que te acompañe, pero será más adelante y según lo que hayas invertido en ese objetivo.
Segundo, convertí la frase en una fórmula y la puse como fondo de pantalla. Te voy a repasar las definiciones, pero luego profundiza en ellas por ti misma:
- Atención: es el proceso de seleccionar y enfocarse en lo “relevante”.
- Energía: es la capacidad de realizar una acción.
- Concentración: es la acción voluntaria de centrar tu atención en un objetivo determinado.
Pero aquí entra otro factor importante: el tiempo. Me pasó lo que a todos o la mayoría, lo perdía infinitamente en las redes sociales, supuestamente "descansando" o "buscando inspiración". También caí en el síndrome del impostor disfrazado del eterno estudiante, inscribiéndome en un curso tras otro sin haber terminado el anterior, y dejando de lado mi objetivo: campaña, muñecos de tela, blog (si me conoces, sabes las manualidades que hago; y si eres nuevo, pues hago esas cosas). Ni hablar de todas las terapias que he probado, pero eso es tema para otra publicación.
Otra cosa, siempre fui una persona matutina; a primera hora estaba activa y, cuando no estaba en la era del celular, lograba hacer varias actividades durante el día. Eso también era posible porque tenía un horario fijo. Entonces, ¿qué hice? Me fui con ChatGPT, mi mejor amigo ahora, le expliqué todo y juntos armamos un horario. Todo iba bien hasta allí, pero mis primeros minutos del día seguían mal invertidos: redes sociales, conversaciones llenas de malestares y quejas. Nada que ver con mi objetivo: sentirme bien, al menos en equilibrio durante el día.
Aquí viene la sustancia: el celular es una herramienta, y eres tú (bueno, yo) quien tiene el control sobre él, de atención, tiempo y energía. Como me interesaba acomodar mis mañanas, esto fue lo que hice según mis circunstancias: Progresivamente, empecé a ignorar los chats negativos, revisándolos sólo si eran importantes. Eventualmente, decidí apagar las notificaciones. Al despertar, pongo música electrónica, merengue o tambor, ritmos que significan movimiento y alegría para mí. Luego, me estiro, porque incluso había dejado de hacer eso. Solía salir de la cama y dirigirme directamente a la cafetera, lo que disparaba mi cortisol, esta fue la real alarma para reprogramar. Créeme, no hay nada más importante que sentirte bien y saludable. Después de estirarme, mi rutina incluye beber agua, hacer ejercicio físico, mental y creativo. Importante: todo está distribuido a lo largo de la semana, no todo al mismo tiempo o el mismo día, para evitar abrumarme y reducir distracciones.
Por ejemplo, en una semana puedo ejercitarme físicamente de 3 a 4 días, pero como escribir es vital para mí, lo hago todos los días, y no necesariamente para publicar, muchas veces es solo para mí, para liberar ideas y emociones. Cuando se trata de costura o pintura, procuro tomar un día libre para eso. Y te preguntarás, ¿ella no limpia su casa? Aquí también tuve que reprogramar. Antes solía hacer todo el aseo en un día, muchas veces cuando estaba libre, y para cuando llegaba el momento de pintar o coser, ya estaba agotada. Entonces, dividí las tareas de limpieza a lo largo de la semana. No siempre cumplo con el plan, pero hay más orden en todo.
Repito, todo esto según mis circunstancias. La invitación es a que tomes lo que te funcione. No es fácil hacer cambios así, pero siempre piensa en tu bienestar y a largo plazo. Es mejor hacer un poco cada día por tu objetivo que nada en todo el año. Mira, toda esta reestructuración no fue de un día para otro; me ha llevado aproximadamente un año aumentar mi coraje, atención y energía. Empecé con una lista de aquello que me gustaría ampliar y luego otra con lo que definitivamente no me estaba haciendo bien.
Me di cuenta que gran parte de ese malestar estaba al otro lado de la pantalla, y solo dependía de mí regularlo. Esto incluyó personas, pensamientos y hábitos. Al principio, hicieron ruido, y todavía me cuesta, no lo niego. Pero cada vez me siento más en control y en avance hacia mi objetivo. Dirigí mi atención y mi energía a mí, por esa Afrika niña, por esa Afrika joven, aquello que no suma le quite el acceso a mí, ha sido un gran regalo empezar a ver mis decisiones así. Después de todo, apagar las notificaciones y silenciar conversaciones que no me llevaban a ningún lado, me han devuelto más tiempo y concentración de lo que pensé.
Te regalo las preguntas que me ayudaron a redireccionar:
1. ¿Cómo inviertes tus primeros minutos del día?
2. ¿La música que estás escuchando te está moviendo a la alegría, tranquilidad o a la tristeza?
3. ¿Qué temas de conversación abundan en tu día?
4. ¿En dónde está tu atención actualmente? ¿Te suma o desgasta?
5. ¿Cuál frase es un mantra para ti? Arma tu fórmula.
6. ¿Alguna manualidad o arte que te guste?
7. ¿A largo plazo, qué te gustaría ver y sentir mejor en ti?
Toma tu tiempo para responder, y luego haz una lista diciendo cómo puedes mejorar y lograr todo aquello. Por último, pero no menos importante, cultiva tu fe.
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