Leila es la primera muñeca con rostro más humanizado que hice, la cual a la primera no me gustó y dejé de lado, para luego hacer el rostro de la Frida que encuentran más abajo en mi blog. Sin embargo, decido sacar a la luz a Leila, como muestra de lo importante de insistir y persistir, recordando que la práctica es todo. Yo pretendía hacerme a mí y resultó una versión bastante alejado, pero hoy la veo y la amo. Porque ella me dió la pauta para mejorar inmediatamente las facciones de mis muñecas de tela.
Fue tanto mi desencanto al principio que Leila es la única hasta el momento que no lleva un corazón pintado, pero estoy pendiente de hacerle, porque ahora es mi modelo principal. ¿Sabes por qué? Porque es retadora, la veo y me da desafíos, también me hace reír, pero sobre todo, me recuerda lo temporal que pueden ser las emociones tanto buenas como malas. Prevaleciendo lo permanente del aprendizaje.
¿Por qué hice a Frida inmediatamente?
Es una artista con la que vengo haciendo las paces, es un rostro muy llamativo, reconocible en todos lados, es referente, algo muy necesario para mi práctica.
¿Quién mejor para transformar en arte la frustración y dolor que sentir con el primer rostro?
"Me pinto a mi misma porque es a quien mejor conozco".
Wow, entonces comprendí, que hacía mucho tiempo no me dedicaba a conocerme a mi, a ir a mi interior, a transformar todo aquello. Y estaba allí agarrandome minúsculamente del arte como opción, como hobbie, como terapia y "release".
Los resultados entre el rostro de Leila y Frida tienen una hora de diferencia ¿Increíble? No, si me hago consciente que al segundo lo hice con una mentalidad y disposición tiempo distinto. Con una dedicacion y enfoque nuevo, con una referencia bien determinada y no por ego o un salir del paso.
A nivel de técnica, también fue distinto, hice el boceto más fuerte, las líneas más marcadas, los espacios más consciente según el lienzo y medidas, fue a lápiz y no a tiza, fue con regla y no cinta, fue con una referencia fija y no un reflejo de espejo el cual iba a venía con inseguridades.
Aún tengo la tarea pendiente de hacerme a mi misma como muñeca de tela. Pero ahora, reconozco que todo lo anterior ha sido necesario, es parte de la historia y ejemplo para todos que a la primera no sale, requiere práctica, atención y cariño como todo aquello que queremos ver avanzar y crecer.
Es una artista con la que vengo haciendo las paces, es un rostro muy llamativo, reconocible en todos lados, es referente, algo muy necesario para mi práctica.
¿Quién mejor para transformar en arte la frustración y dolor que sentir con el primer rostro?
"Me pinto a mi misma porque es a quien mejor conozco".
Wow, entonces comprendí, que hacía mucho tiempo no me dedicaba a conocerme a mi, a ir a mi interior, a transformar todo aquello. Y estaba allí agarrandome minúsculamente del arte como opción, como hobbie, como terapia y "release".
Los resultados entre el rostro de Leila y Frida tienen una hora de diferencia ¿Increíble? No, si me hago consciente que al segundo lo hice con una mentalidad y disposición tiempo distinto. Con una dedicacion y enfoque nuevo, con una referencia bien determinada y no por ego o un salir del paso.
A nivel de técnica, también fue distinto, hice el boceto más fuerte, las líneas más marcadas, los espacios más consciente según el lienzo y medidas, fue a lápiz y no a tiza, fue con regla y no cinta, fue con una referencia fija y no un reflejo de espejo el cual iba a venía con inseguridades.
Aún tengo la tarea pendiente de hacerme a mi misma como muñeca de tela. Pero ahora, reconozco que todo lo anterior ha sido necesario, es parte de la historia y ejemplo para todos que a la primera no sale, requiere práctica, atención y cariño como todo aquello que queremos ver avanzar y crecer.
Y esto mis queridos es el objetivo de mi arte, de las muñecas de apego o de intención que sale de este taller y mis manos💞.
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