Carta A Frida Kahlo

 Hola Frida, finalmente nos sentamos, me llevó bastante tiempo, sinceramente no quería hacerlo, me incomodaba tu arte, tu historia. De hecho, empecé todo esto con música desgarradora, como si solo transmitieras sufrimiento. Sin embargo, hace un buen rato decidí crear desde el placer, lo que me genera tranquilidad y curiosidad con gentileza hacia mí; entonces desempolvé los recuerdos, repasando el contenido que navega sobre ti (en esta parte ya cambié la música a una que me concentra más). Entre tanta información pude recordar nuestro primer acercamiento, revisando retratos familiares, viendo el de mi abuela, alguien dice: “acá se parece a Frida”, tu nombre me pareció de una mujer libre con fuerza, así quedó grabado hasta tiempo después, en una revista vuelve a aparecer destacando tu rostro, allí pude entender el parecido físico con mi abuela, fue lo que me llevó a investigarte, comprendí tu figura en los cuadros de mi papá, me perturbaron los tuyos, pero tu mirada impenetrable, sonrisa tímida con aire de grandeza y sensualidad me enamoró. Te convertiste en imán de mi atención, primero me dedique a tu uso del color, luego al estilo del dibujo, me adentre en tu historia, entendí tu vestir.

Por supuesto que en una época me identifiqué con tu manera de amar ¿Sabes qué Frida? Yo también me enamoré así, no una, varias veces, distintos personajes. Me obsesioné con el mujeriego, idolatraba al artista, me perdí en la víctima y me adapte al genio, llevo de todos una veta de amor y ellos de mí. Algunos están en poemas y escritos guardados, otros están simbolizando pinturas, porque como dices tú: "Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarse a que te devore desde el interior".

Me aferré a esa frase más que nunca este año, suavizando lo del sufrimiento, cambiando la perspectiva, drenando a través del arte, siendo gentil conmigo, también pinto y visto mi realidad porque es lo que más me interesa conocer. Y, aun cuando tus cuadros me hacen ruido, yo te sigo admirando, me niego a creer que seas representante únicamente del dolor y el despecho, pues quien ha vivido según su pasión y convicción para mí ya trascendió en sí. Tal vez sea eso lo que me hace ruido de tu arte, porque recién le doy el primer lugar y hago visible mi pasión, mis pasiones, mis amores, mis convicciones, mis sufridas y alegrías, mi vida, derrumbando murallas, dándole alas, flores, jardines, pinturas, telas, vida.

Mi querida Frida, a estas alturas ya bailamos con el fondo musical y ahora que conectamos, tú y mi abuela si tenían un carácter similar, mucha historia en la mirada, de actitud visceral y coloridas al andar. Puedo imaginarme toda una escena de ustedes conversando y yo en el medio oyendo pasmada, pero admirando tanta sabiduría. Tal como ahora, empecé esto como conmemoración a tu fecha de partida y me encuentro haciendo un reconocimiento personal y familiar, siendo honesta no quería un análisis crítico de tu arte o como has sido mercadeada. La verdad, ha sido hasta catártico encontrarme hoy, aquí contigo, y es que ahora puedo decir, que si me representas como apasionada de los detalles de la vida, pues "¿Qué haríamos sin lo absurdo y lo fugaz?"



Friducha, me rehusé por mucho emular tu vestir, por eso de ser "única" sin embargo siempre tuve la intención de honrarte. Hasta este año decidí no solo pintar y escribir sobre ti, también coser una pieza en tu honor pero con mi visión, apreciación y tu efecto en mi, sumándole mi estilo. Para mi el maximalismo va solo en los detalles, pero te veo y provoca llevar todo, a veces creo que el éxito de la vida empieza cuando te muestras extravagante ante la vida, y tú me respondes: "El mundo es de quien nace para conquistarlo y no de quien sueña que puede conquistarlo". Esta frase, me hizo conquistar una victoria en pleno invierno, donde muchos usan colores neutros, yo tomé el rojo, desnude mis hombros, con olas alrededor y ornamentos dorados. Aun algo tímida y con frío por supuesto, me expuse, modele para mi, pues sí, yo también paso mucho tiempo sola y no niego que me gusta. Porque:

Hace tiempo me enamoré de mi, sin dudar

me voy de dónde no puedo amar, como mariposa

florecida y renacida en un festín de colores.

Pues a pesar que admiran y miran mi magia, ya no acepto a los "Diego".

Enamorada de mi, de la vida, me enamoro de quién merece.

Y aún así, no dejo que les de sed del sol que soy, es hacerle saber 

lo especial que son para mí.

Aunque mi árbol de la esperanza a veces se deshoje, 

revoloteo firme, siendo mi propia musa.






A ti, que llegaste hasta aquí, gracias, espero puedas ser tan libre en tu convicción como tu pasión te pida. Cuéntame que te llevas tú de Frida.

                                                                AFRIKA



Comentarios

Publicar un comentario