En esta nueva etapa de estar en otra nación
son muchas cosas que procesar; La ansiedad y la incertidumbre te
atrapan, el corazón roto se siente de verdad, las lágrimas
descontroladas se hacen frecuente, la sensación que no perteneces es
abrumadora, a veces todo esto lo vives al mismo tiempo y otras uno por
vez, pero esa nostalgia se hace tu compañera.
Es un viaje emocional muy aleccionador, una
nueva visión se devela, el entusiasmo y motivaciones acrecienta,
empiezas a lograr cosas que una vez pensaste no pasaría, de alguna
manera los sentimientos se calman, el disfrute de un nuevo escenario
realmente te distrae, pero la nostalgia sigue allí.
Lo que me recuerda una frase del best seller: Comer, Rezar, Amar:
“Si eres lo suficientemente valiente para dejar todo lo familiar y cómodo atrás, que puede ir desde tu casa, hasta viejos y amargos resentimientos, para emprender un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea externa o interna, estás dispuesto a considerar todo lo que te pase en la aventura como una pista, aceptas a todos los que conoces como maestros, y lo más importante, estás preparada para enfrentar y perdonar algunas realidades muy difíciles acerca de ti, entonces la verdad no te será ocultada”. –Liz Gilbert.
Porque realmente es un acto de valentía dejar
todo y perder otras cosas por efecto de manera consciente, sea la razón
que sea por la cual dejaste tu casa considerate valiente. Es una
travesía que te despoja de capas en la cual te pierdes y te
reencuentras, conoces habilidades, recuerdas otras y la nostalgia sigue
allí. Realmente para sobrellevar este proceso no hay fórmula exacta, más
allá de pensar en tu motivación por la cual te moviste de lugar, pero
si tienes un pasatiempo que realmente disfrutas y te relaja te
recomiendo aferrarte a él, tómalo como hogar, entiendo que en la
supervivencia emocional diaria lo puedes dejar de lado, pero en algún
momento vuelve a tu pasatiempo, a tu talento para interpretar la
realidad que ahora te rodea, expresa la nostalgia que está allí.
Hace dos meses llegué a otro país, lo camine,
lo pasee, me perdí, volví a casa gracias al gps mientras hacía el
papeleo necesario, cada día trato de llevarlo con disfrute, hasta que un
estallido social también me llevó a estallar emocionalmente acompañada
reciente de la pérdida total de una inversión, el corazón y la mente se
sienten totalmente rotas, como un asfixia de cada parte de tu ser. La
recuperación ha sido lenta, algo dolorosa pero sin pausa.
-Lo perdí todo- era un pensamiento constante,
hasta que en una de esas caminatas recordé aquello de: “cuando ya estas
en el fondo no te queda más que subir” ¿De qué manera? pues, realmente
no lo sé, me olvidé de agenda, de planificación y me dejé llevar solo
viendo y escuchando cosas relacionadas a donde me gustaría llegar y
vivir, me reconcilie con la risa, con mi motivación del arte y la
educación.
Como dice Elizabeth Gilbert, empecé aceptar y
ver todo como un maestro y señales siempre dirigidas a eso que me
entusiasma, no ha sido fácil, es hasta confuso, retome rutinas de
agradecimiento, lecturas y estudios y ustedes dirán ¿Por qué les cuento
esto tan íntimo? Es mi manera de interpretar la nostalgia y ella poco a
poco se ha calmado.
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