Hasta el Alfiler es Importante

El encuentro artístico propio es un acto revelador en la vida, de hecho, es uno de los más avasallantes, por toda la mezcla emocional e intelectual que requiere desarrollar una idea mediante esos dones. Y, es inevitable perderse en la investigación de la fama, lujos y personas importantes del arte, deseando ser como ellos de manera inmediata, veloz. Escudriñando su vida sin piedad y sin detenimiento en los detalles que lo llevaron a tal exitoso momento. En ese punto, el planteamiento personal con el arte se hace confuso, porque el deseo de crear se transforma en el anhelo monetario, desviando el sentido y la belleza de lo que implica el proceso creativo desde el aprendizaje sobre el uso de alguna herramienta hasta la muestra de la obra final.

Ninguna disciplina está exenta de dicho episodio. Tal es el caso de lo que sucede al escuchar, leer o estudiar sobre la moda, esta palabra dispara una cadena de pensamientos como: pasarelas, modelos, tendencias, diseñadores famosos, alta costura y un sinfín de referentes, algunos más sustanciosos que otros. Desplazando el hecho que para llegar allí, a ese majestuoso mundo que nos presentan, se han debido pasear por lo esencial, básico y sencillo. Pues, ¿cómo se va a correr sin saber caminar? Y, si, los golpes de suerte existen, siempre y cuando se va en la dirección y determinación de lo que se desea. Ejemplos de ellos son: Carolina Herrera, quien confiesa no saber siquiera pegar un botón, pero su formación empresarial le permitió escalar y establecerse como la diseñadora que es. También, podemos mencionar a Donatella Versace, quien junto a su hermano tuvo un aprendizaje arduodesde hacer bocetos, hasta pararse frente a las cámaras.


Entonces, al incursionar en la moda, hay que detenerse a conocer cada uno de los elementos que intervienen y hacen conjunción de la pieza final. En la mesa de algún estudio o taller dedicado al diseño y confección se encuentran sin falta: papeles, lápices y tizas, con ellos se plasman en dibujos, trazos, letras, colores y números las ideas de la prenda que ronda la mente del diseñador. Las tijeras hacen presencia permanente allí, con la tarea de cortar lo propuesto; También, es fácil hallar la cinta métrica y otros instrumentos de mediciones usados para calcular las tallas y demás proporciones necesarias para la creación de la obra y modelo. Este último puede ser viviente o no, como los maniquís, ellos pueden ser estáticos, expansibles, de telas, plástico y tantos materiales como se puedan imaginar. Sobre ellos, en la mesa y en el brazo de algunas personas en el lugar están los alfileres, esos señores, incluso, se esconden en el desfile final, con ellos se sujetan telas y patrones ayudando a definir su forma en el cuerpo y también para asegurar la pieza ante los movimientos y correcciones.

Esos elementos son como el lienzo y pinceles al pintor, la cámara y la luz al fotógrafo o el cuchillo y los ingredientes al cocinero. Sin ellos y la constancia en la práctica de sus usos sería muy difícil alcanzar la meta u obra de arte, que paulatinamente abrirá un camino en el posicionamiento propio del medio en la disciplina escogida. Cada trazo cuenta y cada puntada también, pues tan majestuosos eventos y personajes de la moda no se hacen solo de la imaginación y el querer. Ellos son el resultado de un grupo de instrumentos, personas, estudios y mucho tiempo invertido para su elaboración, y si alguno faltara el producto final no sería igual. Así que cada detalle por minúsculo que luzca es importante reconocerlo y valorarlo, porque incluso cuando la musa se pierde ir a ellos y refrescar los conceptos básicos ayuda a despertarla nuevamente. 
Y, para ti ¿qué es importante en tu obra de arte?

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