Reverón ¿Locura o Genialidad?

Esta semana, el 10 de mayo, se celebra el Día del Artista Plástico en Venezuela, como homenaje al gran Armando Reverón, el Mago de la Luz, el Loco de Macuto. La fecha es la del natalicio del artista, quien nos dejó nuevas cátedras para estudiar e implementar en la plástica, como el manejo luminoso, los performances e instalaciones con sus distintas muñecas, muchas de ellas representativas de su gran amor Juanita.

Reverón por su excentricidad y genialidad se hizo leyenda y tópico a considerar para cualquiera que decide incursionar en las artes. Reverón es ejemplo de que el arte te abraza para acompañarte siempre, porque incluso en sus momentos de mayor desbalance mental usó a sus compañeros de sanatorio como modelos para sus obras. Conservando, transformando y elevando su habilidad artística hasta la muerte. Con esto se demuestra realmente con se tiene todo o mucho más que otros y fue todo lo que él necesitó para simplemente ser, vivir a su manera. Vamos adentrarnos más en lo que los conocedores llaman el universo mágico que el Loco de Macuto, el Mago de la luz nos dejó. 




Armando Reverón no estuvo exento de la tormenta que puede traer el artista sólo por ser diferente, avanzado en tiempo e ideas en esta sociedad. Nació en Caracas el 10 de mayo de 1889; Sus padres: Julio Reverón Garmendia y Dolores Travieso Montilla, con un matrimonio inestable y poco saludable para el pintor, lo cual lo hace trasladarse a Valencia, lejos de su familia. Allí se introduce en el dibujo de la mano de su tío-abuelo, Ricardo Montilla, tomando las paredes como su primer lienzo, representando la rutina hogareña que lo rodeaba. Años más tarde conoce a Juan Antonio Michelena, padre de Arturo Michelena, y lo motiva a copiar autores europeos junto a un comerciante, su réplica más representativa es: La caza del león de Eugène Delacroix.

La infancia del mago de la luz fue bastante tradicional o aceptada por la sociedad hasta que contrae la fiebre tifoidea, lo que le produjo un gran retroceso en su desarrollo, donde el retraimiento y cambio de temperamento fueron bastante notorios, y hasta alarmantes por su inclinación a jugar con muñecas junto a su hermana de corazón Josefina Rodríguez-Zucca. Los especialistas presumen que dicha enfermedad fue lo que detonó la esquizofrenia y demás episodios mentales que desarrolló a lo largo de su vida. A pesar de eso, en 1907 se hace estudiante de la Academia de Bellas Artes de Caracas, allí se desempeña de manera disciplinada y destacada, convirtiéndose en admiración de sus profesores Pedro Zerpa Antonio Herrera Toro, Cesar Prieto. En este momento Reverón comienza a definir su estilo y pinceladas en los detalles de los paisajes y retratos. Con este talento decide viajar y seguir estudiando en su tan anhelada Europa, su aprendizaje y experiencia con el arte y exposiciones con grandes artistas fue excepcional, hasta que la Primera Guerra Mundial hace estragos, y lo empuja a pedir a gritos a su madre regresar a Venezuela. 




Una vez de vuelta a su tierra natal, Venezuela, Reverón hace conferencias sobre otros grandes artistas, nutriendo más su propio trabajo, pero la tragedia y la depresión lo abrazan con la partida de su hermana de corazón. Fue uno de los primeros episodios de desequilibrio mental y lo vuelca en su Etapa Azul, definida como sensual, misteriosa y oscura. Estas pinceladas son apreciadas en obras como: Juanita Mota y las majas de Goya. Armando Reverón se refugia en Juanita de manera sentimental, la toma a modo de compañera de vida y musa de cada uno de sus proyectos como lo fue la construcción del Castillete y otras construcciones en Macuto.

Una vez establecido allí, forja su desconexión con la ciudad, adoptando hábitos primitivos, alejándose cada vez más del contacto con otros. Tan así fue, que creaba sus propios materiales de trabajo, desde los pinceles hasta los pigmentos, usando toda materia orgánica y material presente en sus alrededores. Su afán por recrear su hábitat lo podemos ver en sus distintas etapas como creador visual: Período Blanco, influenciado por la luz directa del sol, Período Sepia, donde los marrones de agua sucia fueron impregnadas en sus lienzos inspirados en La Guaira.

Luego, viene el Período del Expresionismo, el cual se desarrolla después de su recuperación de un alto desequilibrio emocional en el sanatorio: San Jorge, de José María Fino. Reverón, no volvió a ser el mismo y tampoco pudo pintar igual, pero su genialidad lo impulsó a la creación de su muñequería y distintas instalaciones como expresión de su creatividad e ingenio. A pesar de toda la incomprensión social que pudo haber sufrido nuestro artista, cada una de sus etapas fue exhibida a nivel mundial, con muchos reconocimientos de gran nivel que también pudo disfrutarlos (a su manera). Armando Reverón fue imparable y atrevido, sin temor ni tabú en la  expresión de su sentir y vivencias en sus obras. Sin duda alguna fue un ingenio de la innovación en las artes plásticas digno de honrar y estudiar.

¡Feliz semana del Artista Plástico, creadores visuales! 


A ustedes, gracias por su increíble talento que nos hacen llevar la vida más fácil, reflejan lo que muchos callan y nos hacen sentir acompañados. De Reverón les doy la enseñanza de que el arte siempre será la mejor arma para contrarrestar cualquier mal. Refugiarse en él como terapia, dedicarse a él como gran amor y difundirlo como lluvia torrencial en el mundo. Para ustedes artistas, siempre mi respeto y apoyo.

Nombre: El Solitario de Macuto ¿Locura o Genialidad?
Autor: Eduardo Leslie "Lalo"
Medidas: 85cm x 65cm
Colección de la Familia Leslie Rodríguez

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